SON OF A GUN / 9 DE OCTUBRE

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Son of a gun. Australia. 2014. 110 mins. Dir.: Julius Avery. Con Ewan McGregor, Brenton Thawaites y Alicia Vikander. El cine de prisiones con poca cosa ya cunde. El minimalismo se debió de inventar para estas películas, simples, pasionales, violentas. El músculo del drama, recio y fibroso, sustenta personajes primarios, arquetipos sin nada que perder que desean volver a ser libres. Son of Gun se desarrolla en la prisión sólo un rato, luego las cadenas se rompen y, con la imprescindible fuga, un nuevo universo se abre. El director tiene temple y mirada clásica para ejecutar un relato sobre seres desplazados y erráticos, los seres que siempre han habitado el cine de prisiones, vaya. Y embarcados en la búsqueda de un sueño, de un botín, para el cual se necesitan mutuamente. Nos encontramos ante un director que ya en su primer film ofrece argumentos suficientes como para tenerlo en cuenta en próximos trabajos. En esta carta de presentación nos relata la historia de un joven preso (Brenton Thawaites) decidido a escapar de la cárcel junto a su protector, un experto ladrón, Brendan, protagonizado por Ewan McGregor. A partir de ahí, su vida es un nouvel roman que cuenta la pérdida de la inocencia escrita con palabras de plomo. El australiano Julios Avery se presenta como director con este cocktail que va del thriller al drama y es capaz de sumar varios subgéneros encadenados: cine carcelario, fuga, atraco perfecto, notas de corte social y unas gotas de romanticismo noir al estilo de Michael Mann.

 

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